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En el extremo sur de nuestro actual territorio, en las tierras bajas de México y Centroamérica se desarrolló la cultura maya. Este pueblo realizó grandes hazañas como la construcción de centros y ciudades, muchos de los cuales se localizan en medio de las selvas tropicales. Durante el periodo Clásico desarrollaron un sistema muy complejo de escritura que fue único entre los pueblos mesoamericanos. Inventaron el calendario más exacto del mundo en su época. Fueron excelentes matemáticos y astrónomos: realizaron cálculos de los ciclos de eclipses solares y lunares y de otros eventos astronómicos con asombrosa exactitud; asimismo fueron artistas y arquitectos muy talentosos. El pueblo maya conservó sus crónicas históricas en forma de textos esculpidos en altares, estelas, dinteles y otros monumentos. En los últimos treinta años se han hecho notables progresos en la traducción de esta escritura de las inscripciones mayas. El desciframiento ha revelado hoy nombres, fechas y haza- ñas de algunos gobernantes y de otros dirigentes en un periodo que abarca más o menos seiscientos años. La traducción de algunos de los textos mayas ha cambiado la visión que hace poco se tenía de este pueblo. Los datos registrados en las inscripciones, así como en las pinturas, como las de Bonampak, nos muestran que los gobernantes mayas no eran los sacerdotes pacíficos descritos en las guías arqueoló- gicas de la primera mitad del siglo XX. Nos muestran, al contrario, dirigentes militares profundamente involucrados en guerras y conquistas entre dinastías reales y entre los distintos centros de poder durante el periodo Clásico.

 

 

Localización geográfica
El área ocupada por los antiguos mayas abarca aproximadamente 325 000 km2. Esta área incluye a los actuales estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco, parte de Chiapas, en la república mexicana; y Guatemala, Belice, el oeste de Honduras y parte de El Salvador, en Centroamérica. La zona maya se ha divido en, al menos, tres grandes áreas naturales: 1) Al sur, las tierras altas de Chiapas, Guatemala y Honduras. 2) Al centro, la selva del Petén y cuencas de los ríos Usumacinta, Grijalva y Motagua. 3) Al norte, las llanuras semiáridas de Yucatán. Las tierras altas comprenden el altiplano y las planicies costeras de Chiapas y Guatemala. Allí encontramos regiones montañosas de más de 1500 m de altura. El borde de las tierras altas abarca toda una serie de volcanes apagados y su abrupta pendiente cae sobre la región costera del Pacífico. Ésta fue la región que vio nacer los grandes logros de la civilización maya (el calendario, la escritura y la numeración), aunque éstos se desarrollaron también en los pueblos del norte de la zona maya. Las tierras bajas constituyen una amplia región que se extiende desde el norte de Yucatán hasta las estribaciones de las montañas de Guatemala. Las tierras bajas del norte de monte bajo son muy planas, de baja precipitación pluvial y de vegetación escasa. La parte occidental de la península de Yucatán está compuesta por un suelo calcáreo que es extremadamente poroso y carece de ríos, lagos o lagunas superficiales. El agua de las lluvias penetra el suelo por filtración y esto provoca la creación de un sistema fluvial subterráneo. En algunas partes afloran los cenotes, debido a las fallas de la capa calcárea, los cuales son característicos de esta región. Estos pozos naturales son la base de la vida en la zona, y a su alrededor se han instalado los grupos humanos mayas desde la más remota antigüedad hasta hoy en día.

 

En la zona oriental de la península caen lluvias más abundantes y la región posee lagos, cenotes y grandes estanques, aunque tampoco hay ríos. La vegetación es de mediana altura, si bien a medida que se desciende hacia el sur, hacia el Petén guatemalteco, la vegetación se vuelve más exuberante. En la zona sur los ríos son numerosos y constituyen importantes sistemas de comunicación. Esta selva tropical fue la cuna de la civilización maya. Se trata de una zona en apariencia bastante inhóspita, lluviosa, cálida y húmeda. Uno de los ríos más importantes de esta zona es el Usumacinta, en cuyos márgenes se desarrollaron grandes sitios como Yaxchilán y Piedras Negras; en sus corrientes secundarias tributarias, se ubican Palenque, Altar de Sacrificios y Ceibal. En la zona existen, además, varios lagos, entre los que destaca el Lago Petén-Itza, en donde se localiza la isla de Tayasal (hoy Flores, en Guatemala), que fue el último reducto maya en ser conquistado por los españoles a fines del siglo XVII. En Campeche y Tabasco las condiciones son un tanto diferentes. Se trata de una enorme planicie costera, caracterizada por suelos profundos, de pobre drenaje y zonas inundadas. La vegetación es una combinación de selvas y vastas sabanas. Las riberas del río Grijalva son tierras de aluvión, propias para la agricultura intensiva, particularmente para el cultivo del cacao. Las lluvias de invierno son suficientes para permitir dos cosechas de maíz al año.

 

 

Desarrollo histórico

La primera etapa del desarrollo maya se encuentra representada por un número muy limitado de hallazgos de objetos líticos, que por lo general se han encontrado asociados con restos de animales ya extintos, y que llevan a pensar en la existencia de grupos que se pueden considerar como cazadoresrecolectores. Los hallazgos se han realizado en cuatro lugares principalmente: Los Tapiales, en el Altiplano Occidental de Guatemala (correspondientes al 9000 a. C.); la Cueva de Santa Marta en Chiapas; la Cueva de Loltún, en la planicie yucateca; y varios sitios de la selva tropical de Belice, como Punta Ladyville, que se remonta también al año 9000 antes de Cristo. Durante el periodo Arcaico los grupos que habitaban esta región dieron los primeros pasos para lograr la domesticación de plantas típicas mesoamericanas: maíz, frijol, calabaza. Los asentamientos costeros de esta etapa se especializaron en la recolección de moluscos, que se encuentran representados en la actualidad por grandes montículos que se conocen con el nombre de “concheros”. Durante el periodo Formativo, la cultura maya se empieza a definir. Esta etapa se caracteriza por el surgimiento de asentamientos sedentarios por el establecimiento pleno de la agricultura y el surgimiento de la cerámica. La evidencia de estos asentamientos está representada por plataformas bajas que seguramente sostendrían casas construidas con materiales perecederos; también se han encontrado enterramientos, hogares y restos de cerámica. Los restos principales se han localizado en sitios como Cuello (Belice), Maní y la Cueva de Loltún (Yucatán), Altamira (Chiapas), Ocós y Salinas La Blanca (Costa Pacífica de Guatemala). Durante el Formativo Medio se dejó sentir una influencia del estilo olmeca muy fuerte, sobre todo en las formas cerámicas, a lo largo y ancho del área. Se han encontrado restos de escultura monumental y los primeros indicios del registro escritural en Padre de Piedra (Chiapas), Abaj Takalil (Guatemala) y Chalchuapa (El Salvador).

 

También empiezan a ser ocupados los lugares que más adelante lograron un gran esplendor como Tikal, Seibal y Uaxactún (Guatemala). La sociedad de este periodo empieza a desarrollar un grado mayor de complejidad que hace pensar en los inicios de una sociedad jerarquizada o estratificada. Durante el Formativo Tardío desaparece la influencia olmeca y se inicia el desarrollo autóctono de los mayas. Se empiezan a perfilar con mayor claridad los rasgos que definirán el periodo Clásico y que se observan en lugares como Tikal y El Mirador en Guatemala, Cerros y Lamanai en Belice. En estos lugares se han encontrado grandes plataformas, sustento de templos y enterramientos de personajes importantes, con ricas ofrendas que son evidencia de una sociedad ya jerarquizada. Por otro lado, la construccion de calzadas que comunican los conjuntos también inicia en este periodo. Otros lugares que se desarrollaron durante esta etapa son: Kaminaljuyú (Guatemala), Izapa y Chiapa de Corzo (Chiapas), Abaj Takalik (Guatemala, El Mirador (Guatemala) y Chalchuapa (El Salvador), todos ellos ubicados en la región sur del área maya, en donde vamos a encontrar los primeros ejemplos de escritura jeroglífica maya y un estilo escultórico muy distintivo. Uno de los elementos más destacados de esta etapa fue el notable aumento de población que se refleja en la construcción de grandes complejos arquitectónicos, varios de los cuales se van a constituir por estructuras arquitectónicas verdaderamente monumentales, como en el caso de Lamanai (Belice) y, principalmente) El Mirador (Guatemala), que son antecedentes de los centros urbanos y políticos de la cultura maya del periodo Clásico. Además encontramos ya un sistema escritural jeroglífico y otro relacionado con el sistema de notación y registro del tiempo. Durante esta etapa se consolidan las formas religiosas y rituales que prevalecerán durante los periodos posteriores. Se inicia la construcción de grandes basamentos decorados con mascarones de estuco, como en Cerros (Belice) y Uaxactún (Guatemala). La religión y el ritual llegaron a ocupar un lugar muy importante en la configuración del sistema social y económico, así como en la legitimación del poder político. La religión incluía elementos como el culto a la fertilidad, vinculado a la realización de rituales agrícolas propiciatorios y el culto a los muertos. Se llevaban a cabo prácticas funerarias con distintos grados de sofisticación, que nos indican el surgimiento de sociedades plenamente estratificadas o diferenciadas.

 

Organización política y social

La sociedad maya era una sociedad altamente estratificada; estaba integrada por los nobles; los sacerdotes; los hombres libres que se dedicaban a la agricultura, artesanado y el comercio; y los esclavos, que eran prisioneros de guerra en su mayoría. Los campesinos vivían en chozas, vestían y comían pobremente. Los artesanos que trabajaban los metales y las piedras semipreciosas, las plumas y la madera contaban con una situación mejor que los campesinos. En el estrato más alto se encontraban los almehen o nobles. Los nobles usaban, sobre todo en las ceremonias y en las guerras, atavíos lujosos con abundantes piedras verdes talladas que formaban pulseras, collares, anillos y pectorales. Cubrían sus cabezas con turbantes o cascos de madera, pieles y plumas de bellas aves; los sacerdotes y guerreros usaban atavíos semejantes. Para este grupo se construían las mejores habitaciones y se reservaban los más delicados alimentos. Tanto la nobleza como los comerciantes y artesanos vivían en las zonas residenciales cercanas al centro religioso, el resto de la población habitaba en las afueras. Se supone que las formas de gobierno se basaban en una jerarquía teocrática, en la que los sacerdotes eran los supremos jefes en los aspectos político y social. Los almehen o nobles, además de poseer tierras propias ocupaban los cargos políticos importantes, se desempeñaban como altos guerreros, sacerdotes o comerciantes. Dentro de este grupo social era elegido el halac uinic (“hombre verdadero”), nombre con el que se designaba al gobernante de territorio. El halac uinic vivía en la capital y disfrutaba de los productos de sus propias tierras, tales como cultivos de cacao, los cuales eran trabajados por esclavos. También disfrutaba de los tributos de los pueblos sometidos. Las poblaciones menores eran gobernadas por los batabs, que eran nombrados por los halac uinic, que desempeñaban funciones administrativas y fungían como jefes guerreros. Compartían su mando con un nacom.

 

Organización económica

La economía de los mayas se basaba, como la de los demás pueblos mesoamericanos, principalmente en el cultivo del maíz. Para ello empleaban el sistema de roza, que consistía en derribar árboles y quemarlos junto con la maleza antes de sembrar el grano, con lo cual la tierra quedaba apta para la siembra. Periódicamente tenían que cambiar de terreno, ya que el rendimiento bajaba año con año, pues desconocían el abono y la rotación de siembras. Sin embargo, se han hecho descubrimientos más recientemente que parecen indicar el uso de otro tipo de técnicas de cultivo intensivas, tales como el uso de camellones en los lugares cercanos a los ríos, que rendían cosechas mucho más abundantes. Cultivaban también el frijol, diversas variedades de calabaza, batata o camote, cacao, algodón y agave. Completaban su dieta alimenticia con animales que cazaban o pescaban y con hierbas comestibles y frutos silvestres propios de la región que recolectaban, tales como jícama, chayote, diversas zapotáceas, papaya, aguacate, guayaba, etcétera. La caza del jaguar y del venado proporcionó a los mayas pieles para elaborar elementos de su indumentaria, como capas, sandalias, etc. De las aves obtenían una gran diversidad de plumas que empleaban como adorno y con las que realizaban intercambios comerciales con otros pueblos de Mesoamérica que apreciaban estas plumas de aves que no existían en otras regiones, como el Altiplano Central en Teotihuacan. Por otra parte, el comercio entre los mayas era floreciente. Los granos de cacao, las plumas de quetzal y las conchas se utilizaban como moneda en el trueque. Comerciaban también con sal que extraían de las salinas costeras, tabaco, miel, ropa de algodón, hule, esclavos y con una amplia variedad de productos de la costa y del bosque.

 

Arte

El arte maya es considerado como la cumbre de las expresiones artísticas de los pueblos mesoamericanos. Es un arte delicado y de finas proporciones. En todas las formas de expresión los mayas llegaron a la cumbre. Los artistas mayas lograron crear un estilo propio, que sin embargo no estuvo exento de influencias. En las épocas más tempranas, en algunos lugares es evidente la influencia olmeca, durante el periodo Clásico la influencia teotihuacana se deja sentir en algunas ciudades importantes como Kaminaljuyú y Tikal; finalmente, durante el Posclásico la influencia tolteca está presente en ciudades importantes de la región norte, sobre todo en Chichén Itzá.

 

Arquitectura

La arquitectura maya adquirió características singulares en las diversas regiones del área. Cada región desarrolló características propias. Sin embargo, la arquitectura maya tuvo características compartidas por todos los estilos particulares. En general, la arquitectura del Altiplano de Guatemala es menos conocida que la de las Tierras Bajas. Entre las ciudades mejor estudiadas y excavadas hay que mencionar a Kaminaljuyú, Zacualpa, Zaculeu, Mixco Viejo e Iximché. La mayor parte de estas ciudades comprenden centros ceremoniales, en los que los basamentos piramidales se sitúan en torno a plazas, y junto a éstos se construyen canchas de juegos de pelota. Generalmente se usaron los materiales que se podían encontrar en los alrededores del asentamiento, tales como tierra vegetal, arcilla, arena, piedra pómez y otras sin tallar, así como cal para fabricar mortero, estucos decorativos, pavimentos o para recubrir muros. Dentro de la arquitectura maya, los templos son los edificios más importantes. De ellos se conocen varios ejemplos del sitio de Kaminaljuyú del periodo Formativo. La Estructura A-5 es un templo rectangular con puerta abierta hacia la escalera con alfardas que asciende por el frente. En la Estructura A-7, las plataformas de la pirámide ofrecen el típico perfil teotihuacano de talud y tablero, lo que nos revela la influencia de Teotihuacan en esta ciudad maya durante el Clásico. Las plataformas-altares aparecen hasta el periodo Clásico y son las que predominan usualmente. Son de planta cuadrada, de 3 a 6 m de ancho y hasta 2 m de altura. Estas construcciones solían situarse frente a un templo, podían tener una, dos y hasta cuatro escaleras con alfardas, cuya parte superior es de perfil vertical. Estas plataformas debieron servir para realizar ofrendas o, en el caso de las más grandes, para realizar danzas ceremoniales u otros rituales religiosos. El altar-templete presenta la misma forma de la estructura descrita anteriormente, pero con una construcción en la plataforma superior, techada con la bóveda maya. Esta habitación suele tener una puerta, pero en ocasiones llega a tener hasta cuatro vanos. Las canchas de juego de pelota aparecen hasta el periodo Clásico Tardío, y a partir de esta etapa aparecen en todas las ciudades. Hay distintos tipos de cancha, aunque en términos generales comparte las composiciones que existen en otras regiones mesoamericanas. Se conoce poco de la decoración exterior de los edificios aunque hay evidencia del uso del estuco con el que se elaboraron mascarones y otras figuras; al parecer el interior, que estaba pintado, contenía representaciones de escenas o diseños decorativos en diversos colores. 


Escultura

Los mayas destacaron también en la escultura y el relieve. La talla de los mayas es extraordinaria. Existen innumerables estelas, paneles de estuco en los muros de los edificios, dinteles en las puertas o frisos de las canchas de juego de pelota que son, casi siempre, de una calidad realmente extraordinaria. Para elaborar las bellísimas obras escultóricas los mayas utilizaron no solamente la piedra caliza, andesita, arenisca, etc., sino otros materiales, como el barro, el estuco y la madera. De madera son pocos los ejemplares que han llegado hasta nosotros, debido a su carácter perecedero, pero, probablemente pudo ser el más usado, sobre todo en las etapas más antiguas, ya que, de otra manera, no se explicaría que, de pronto, apareciese perfectamente concebido y terminado un sistema calendárico tan complicado como el maya, ya inscrito en piedra. Hubo, pues, un periodo en el que las inscripciones calendáricas mayas se debieron realizar sobre madera que, naturalmente, han desaparecido. La piedra era trabajada tanto en las canteras como en las mismas obras arquitectónicas en marcha, utilizaron instrumentos de piedras duras —basalto y diorita—, tales como cinceles y martillos. Los relieves eran dibujados primero sobre la piedra por medio de carbón. Después, las líneas principales de la figura se tallaban por medio de dos cortes diagonales sobre la superficie de la piedra, ya alisada, de modo tal que quedase una zona rehundida muy notablemente. Para marcar las líneas secundarias de la figura que se quería representar se realizaban incisiones más o menos profundas, mientras los detalles se indicaban mediante incisiones superficiales. En algunas ocasiones, después del trabajo del escultor, venía el del pintor, que rellenaba los espacios de la figura siguiendo un patrón muy estricto respecto al simbolismo de los colores, pero con una gran flexibilidad en cuanto al respeto de las líneas marcadas por el escultor. En ocasiones los defectos de la escultura eran rectificados por los pintores. Tenemos muy escasos ejemplos del trabajo en madera, pero éstos nos demuestran hasta qué punto alcanzaron una técnica perfecta en este tipo de escultura. Los ejemplares conservados en Tikal, por ejemplo, pueden contarse entre los mejores de este tipo de esculturas. Asimismo, el trabajo del estuco se circunscribe a algunas ciudades y brilla esplendorosamente en la de Palenque, donde se han encontrado los mejores ejemplares de este arte. Puede decirse, en términos generales, que el arte del relieve y la glífica siguen una evolución totalmente semejante o pareja, ya que en una gran mayoría los relieves se habían realizado para ilustrar las inscripciones jeroglíficas de las estelas, o, al revés, las inscripciones se han realizado para precisar los extremos cronológicos u otros de las representaciones inscritas en aquellas estelas.



Pintura mural
Como ya se ha dicho, los mayas no solamente fueron consumados arquitectos y escultores, sino también notables pintores, aun cuando son pocos los ejemplos que han llegado hasta nosotros. La técnica de pintura utilizada por los mayas fue sencilla. Trazado un bosquejo preliminar, generalmente en rojo, se rellenaba luego con los colores decididos y finalmente se volvían a pintar los bordes. Los colores se obtenían reduciendo a polvo los minerales y eran mezclados con líquidos, algunos muy aglutinantes y aun de naturaleza viscosa, y otros tan claros que eran casi como agua. Estos colores se empleaban, unas veces puros y, otras, efectuando mezclas entre ellos para obtener compuestos. La paleta maya es muy amplia y variada: se conocen varios tonos de rojo, naranja brillante, púrpura opaco, varios tonos de amarillo, marrón oscuro, azul Prusta y azul cerúleo, verdes variados y negro. Al igual que otros pueblos mesoamericanos, los mayas daban un simbolismo al empleo de los colores que ayudaba a dar expresión a las pinturas; así como el mar era pintado siempre de azul, las plumas en verde, las caras en blanco, etc., si bien este simbolismo no era totalmente inflexible. La pintura mural maya más antigua es posiblemente la que se descubrió en la Estructura B-XII de Uaxactún, a la que se atribuía una fecha aproximada que la situaba en el siglo VI d. C. Esta pintura, que aún existía en 1937, en 1944 ya había sido destruida. Representaba esta pintura una escena ante el templo. A la izquierda se veía a un jefe recibiendo a otro individuo que aportaba al primero una bolsa de copal. A la derecha quedaba una procesión dirigiéndose al templo, con un personaje tocando un tambor a la cabeza. Empero, el conjunto pictórico más importante del área maya y sin duda el más bello, así como la única muestra existente hasta hoy de la pintura mural de la época clásica maya, es el conjunto de las Pinturas de Bonampak. Los paneles interiores del templo se hallan casi totalmente cubiertos por pinturas, en gran parte en excelente estado de conservación y mostrando un estilo extraordinariamente realista, lleno de movimiento y de vida. La brillantez del colorido, la amplitud, variedad y belleza de la composición, la riqueza de los ornamentos representados, la variedad de las escenas y el dinamismo de los personajes de las mismas, hacen de estas pinturas una de las obras maestras del arte antiguo universal. Pero, además de su valor estético, estas pinturas son fuente de información importante para el conocimiento de la vida de los mayas del Clásico, ya que en ellas hay representado un conjunto numeroso de atavíos y adornos distintos, de personajes y escenas que nos muestran gobernantes, guerreros, sacerdotes, músicos, bailarines, etcétera. En la Cámara 1 del Templo de las Pinturas se muestra un conjunto de escenas relacionadas con las fiestas y ceremonias realizadas con ocasión de la presentación de un niño que es, quizá, el heredero del Halac Uinic del lugar. Entre estas escenas hay que destacar una procesión de señores ricamente ataviados, el conjunto que constituye un trono, con el señor principal rodeado por dos mujeres y otros servidores; la escena de músicos y danzantes con disfraces y la procesión de señores seguidos de servidores que sostienen grandes parasoles. Las pinturas de la Cámara 2 son realmente extraordinarias tanto por el tema desarrollado en ellas como por el dinamismo representado, el equilibrio en la composición y la variedad de los detalles. En efecto, en estos murales se representa una batalla con sus inmediatas consecuencias de heridos y prisioneros, lo que constituye un hecho insólito en la plástica maya del periodo Clásico. Hay que destacar de ese conjunto las escenas de la batalla misma, la representación de algunos guerreros y, sobre todo, la singular manera de tratar, mediante un escorzo único y genial, la figura de un prisionero herido y caído en los escalones de la plataforma. Finalmente, en los muros de la Cámara 3 se representa un conjunto de escenas que, sin duda, se refieren a las fiestas y ceremonias dedicadas a exaltar la victoria que se representó en el cuarto central del templo. De nuevo, procesiones de grandes señores con rica indumentaria, series de servidores sentados en actitudes diversas, músicos y bailarines, de nuevo el trono, esta vez ocupado tan sólo por mujeres, entre las cuales una lleva en brazos al niño descrito en la primera cámara, etcétera.

 

La escritura maya

Han pasado muchos años de estudio para que se pueda hablar de un avance real en el desciframiento de la escritura maya y para que se reconsiderara el contenido histórico de ésta, su característica fonético-silábica y se recuperara la confianza en sus conocimientos astronómicos. La escritura se desarrolló y utilizó intensivamente durante todo el periodo Clásico, etapa que se considera como la de mayor esplendor y desarrollo de la cultura maya. Ésta aparece principalmente en los altares, dinteles y estelas, acompañando  representaciones de personajes reales principalmente, conmemorando sus hazañas, ascensos al trono y muertes de gobernantes o marcando algún evento astronómico importante. Algunas inscripciones son muy largas, como la que aparece en la Escalinata Jeroglífica del Templo XI de Copán. También era frecuente que las inscripciones incluyeran fechas de los eventos que conmemoraban. El fin del periodo Clásico significó una decadencia de la cultura maya generalizada y también el fin de las inscripciones jeroglíficas, de la construcción de edificios públicos, de la erección de estelas, altares y monumentos, alrededor del siglo X d. C. en la zona del Petén. Durante el Posclásico (siglos X-XVI d. C.), en la zona norte de la península yucateca, se inician cambios importantes en varios ámbitos de la cultura. Esta nueva época se finca en la anterior, con dioses cuya función es más relevante, como el dios de la Lluvia Chaac, la diosa de la Luna, Ixel (vieja y nueva) y el llamado Itzamná. De la zona quiché también se obtiene información gracias al conocimiento de la escritura alfabética que trajeron los españoles y que permitió a los indígenas dejar constancia escrita en sus memorias. Junto con el Clásico se perdió el uso de la escritura jeroglífica, el propio fray Diego de Landa, en su obra Relación de las cosas de Yucatán, señala que solamente algunos individuos de la elite la sabían leer y escribir, y por ello eran más connotados; uno de ellos, Gaspar Antonio Chi, fue quien le ayudó a elaborar un alfabeto. Landa no podía compender otra escritura que no fuera la fonética del alfabeto, pero en español las consonantes tienen nombres silábicos, la L se llama ele, la C, y más pronunciada en español, se llama tze, y así continúan; en cambio, el alfabeto maya no funciona de esta manera. Esa fue la información que le dieron a Landa, y fue el abad Ch. E. Brasseur de Bourbourg quien recobró una copia de la Relación escrita por Landa e identificó el origen del Códice de Dresden, el llamado Códice de Madrid (TroCortesiano), y el Códice de Paris. Después de muchos años de investigación e intentos de desciframiento en este momento se tiene reconstruida una gran parte de los hechos históricos acaecidos en y entre diversas ciudades mayas durante el periodo Clásico, pero ahora son hechos relatados por los mismos gobernantes, no los extrapolados, por deducción o imaginados.

 

Calendarios mayas

Una parte del sistema calendárico era compartido por los pueblos de Mesoamérica y todos coincidían en la combinación del ciclo básico y sagrado de 260 días, basado en una cuenta doble de trecenas (llamadas con los números 1 al 13) y el ciclo de veintenas (nombradas principalmente por animales y plantas de 1 a 20). Este ciclo se denominaba tonalpohualli en náhuatl y tzolkin en maya yucateco en ambos casos “ciclo de los días”. Todos los pueblos mesoamericanos compartían también un ciclo de 365 días, el cual se componía de dieciocho veintenas, nombradas con un “mes” más cinco días, y otra cuenta de las mismas entidades con los días enumerados de dos maneras —de 0 a 19 (y de 0 a 4) en maya, y alternativamente de 1 a 20 (y de 1 a 5) en náhuatl. Este ciclo se llamaba xíhuitl en náhuatl y haab en maya. Era un ciclo que no correspondía al año español, ya que se iniciaba entre febrero y abril. Se llamaba el “año vago” porque faltaba el bisiesto. El empleo del ciclo de 365 días variaba entre distintos grupos lo mismo que el empleo del ciclo de 260 días en tres aspectos principalmente. Por una parte, el año empezaba en distintas fechas en las diferentes regiones de Mesoamérica. Por otro lado, algunos grupos comenzaban su cuenta desde el cero y otros en uno. Y, finalmente, sus formas de nombrar los años eran diferentes; algunos preferían darles el nombre del día inicial (por ejemplo, los mayas) y otros (incluso los mexicas) escogiendo el día 360 (que se consideraba final). Los La Rueda calendárica resulta de la combinación de ambos ciclos, el de 260 y el de 365 días, esta combinación trae consecuencias numerológicas. Al dividir un año de 365 días en trecenas significa que el coeficiente numérico del día tiene que adelantarse uno por cada año. Dividiéndolo por veintenas implica que el nombre del día se adelantará por cinco. En el calendario maya de Tikal, si un año dado comienza con 1 Viento, el año siguiente será 2 Venado. Inevitablemente tomará 52 años (de 365 días) volver a 1 Viento, este periodo es a menudo llamado “siglo” mesoamericano (de 52 años -13 por 4). Se llama la rueda calendárica en español, xiuhmolpilli en náhuatl y hunab en maya. Hay razones para creer que este ciclo se inauguró en el año 679 despues de Cristo. Los días que daban nombre al año eran considerados sus cargadores, los cuales eran considerados como dioses. En el calendario de Tikal, los cargadores eran Viento, Venado, Diente y Temblor. En otras regiones los calendarios usaban otros días, pero siempre eran cuatro y tenían una relación con los cuatro puntos cardinales y sus respectivos colores: oriente rojo, norte blanco, occidente negro y sur amarillo, en el caso de Yucatán. A pesar de la variación de los calendarios mesoamericanos en la ubicación del año nuevo, sus puntos de partida (cero o uno) y el nombre del año (inicial o final) constituyen un sistema intercambiable. Una determinada fecha del calendario puede traducirse a la fecha correspondiente de cualquier otro. 

 

Conocimientos astronómicos

Creemos que es importante mencionar algunos de los periodos astronómicos establecidos o conocidos por los sinódicos de la Luna, el año trópico y los ciclos de los eclipses. La importancia que atribuyeron a la Luna se advierte en la creación de su periodo sinódico preciso por medio de un proceso corrector. El calendario lunar funcionaba alternando los meses de 30 y 29 días. Los mayas habían observado desajustes en los cálculos de este calendario con respecto a las fases de la luna. Para corregir este desajuste por la fracción de día que excede a los 29.5 días, contaban dos meses consecutivos de 30 días. El grado de precisión que habían alcanzado los antiguos mayas está confirmado en Palenque, donde aparecen varios fechamientos, incluso de la cuenta larga y del lunar de las series secundarias, que se conecta por la fórmula 81 meses-6-11-12. Esto da un periodo lunar de 29.53086 días con un error de 23 segundos aproximadamente en cada lunación. El calendario lunar encaja aparentemente en el año trópico, o quizá es a la inversa y el cómputo lunar fue utilizado para determinar el año trópico, pero sea cual fuere el caso, los mayas tenían la noción de que el año trópico excedía con una fracción de un día el periodo de 365 días y para corregir este error agregaron 25 días cada dos ciclos de 52 años. De esta manera lograron crear un sistema calendárico tan preciso como el gregoriano que usamos actualmente. Independientemente de su origen, la mayor parte de los logros en esta materia fue desarrollado por los mayas antiguos, quienes alcanzaron los conocimientos científicos más brillantes de Mesoamérica. Estudiaron además las revoluciones sinódicas del Sol, la Luna, Venus, Marte y algunas constelaciones de estrellas como las Pléyades, realizando observaciones precisas y registros rigurosos. Mientras que el ciclo lunar fue estudiado sólo por los mayas, el culto de Venus tuvo una difusión general en Mesoamérica, ya que el uso del ciclo venusino se había difundido por todo su territorio. El cálculo del periodo sinódico de Venus se ha precisado en 584 días, es decir, que cinco periodos sinódicos de Venus corresponden exactamente a ocho años de 365 días y dos ruedas calendáricas a 65 periodos venusinos. Con tales conocimientos astronómicos, los habitantes de Mesoamérica pudieron hacer observaciones pertinentes sobre las Pléyades, las Hides, Orión, Cástor y Pólux, la Cruz del Sur, la Cruz del Norte, la Osa Mayor, Casiopea y la Vía Láctea. mayas. 

 

 

Sistema de notación de posición y matemática

Con base en su sistema numérico, los mayas fueron excelentes astrónomos, podían seguir el curso de los astros, observar solsticios, equinoccios y predecir eclipses mediante cálculos matemáticos muy elevados. La escritura numérica más antigua proviene del monumento de San José Mogote (Oaxaca), que data del año 600 a. C., aproximadamente, aunque el uso del punto y la barra comenzó a tomar una forma definida hacia el año 500 a. C. entre los pueblos que habitan el Valle de Oaxaca y la Costa del Golfo. Sin embargo, el sistema de notación de posición fue desarrollado y difundido por los mayas durante el Clásico y está considerada como la invención más importante del mundo mesoamericano, junto con la de la concepción del cero en las matemáticas. La numeración maya fue vigesimal y la notación numérica consta de tres símbolos: el punto representa el valor de 1; la barra el de 5 y una forma de caracol, el cero. Este último fue inventado por los mayas antes que por los hindúes. La introducción del concepto cero en cualquier sistema matemático facilita considerablemente las operaciones matemáticas simples. Los mayas elaboraron, además, la notación de posición, es decir, aquella en la cual la posición de un símbolo dado es lo que determina su valor. Este sistema numérico funciona, por lo tanto, de manera análoga al sistema arábigo actual. Tanto el concepto del cero como el valor de posición de los números mayas afirman los adelantos logrados por aquel pueblo en el campo de las matemáticas. El sistema comparte estos dos aspectos con la notación arábiga, pero existen también dos diferencias fundamentales: en lugar de utilizar el sistema decimal como sucede en el arábigo, los mayas se basaban en el sistema vigesimal. Además, los números del punto y la barra adquieren valores según posiciones verticales, o sea el valor de posición aumenta de abajo hacia arriba. Los mayas poseían grandes adelantos en las matemáticas, sobre todo en la aritmética. Se utilizaron básicamente dos operaciones aritméticas: la suma y la resta, aunque se especula que también eran capaces de realizar las operaciones aritméticas de multiplicación y división.

 

Religión

Desde el periodo Preclásico o Formativo, la religión maya se fundamentó en una filosofía naturalista que divinizaba las principales fuerzas de la naturaleza. Su organización social y sus costumbres, ciencias y supersticiones, estaban fuertemente influidas de un gran sentimiento de comunión con lo divino. La religión, que era politeísta, reconocía una eterna lucha entre fuerzas contrarias, que regía los destinos de los hombres. Creían que el alma era inmortal y había un premio y un castigo para los actos de los hombres. Una de las características de esta religión, al igual que el resto de los pueblos de Mesoamérica, fue la práctica de los sacrificios humanos y los autosacrificios, como traspasarse los miembros con puntas de maguey o de otros materiales; la sangre que obtenían de este modo, la usaban para cubrir el rostro de las estatuas de sus dioses. El culto a los muertos se desarrolló notablemente entre los mayas, exceptuando la momificación, emplearon los medios para congraciarse con los difuntos. Al igual que los egipcios, los mayas llegaron a usar las pirámides como tumbas de sus gobernantes. El ejemplo más evidente está en Palenque, donde una de las pirámides fue a la vez basamento y monumento funerario. Otra más la encontramos en la zona arqueológica de Dzibanché, en donde recientemente se ha descubierto un basamento piramidal que fue construido como tumba. En realidad los reyes muertos eran venerados como dioses y por eso se desarrolló un complejo culto mortuorio relacionado no sólo con los reyes, sino con toda la familia real. Se creía que la gente común, al morir iba a un oscuro lugar que los mayas llamaron Xibalbá, lugar terrible en el que reinan los señores de la muerte; los que son conducidos allí también pasan por duras pruebas: engaños, humillaciones, casas de tinieblas, de intenso frío o fuego, de navajas cortantes de obsidiana o llenas de tigres o murciélagos. En el Xibalbá los señores del lugar jugaban a la pelota, pero no jugaban los invitados porque éstos recibían la muerte ahí mismo.3

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